Como a un ciego…
te prestara mis ojos para que pudieras ver con ellos…
como pagas el amor que te entregúe…
y como… lo que tu me diste… sigue siendo sólo una sombra…
Poco a poco… me vestiste de color gris… del gris de la monotonía…
del gris de la penumbra… de las mentiras… de la cobardía…
Cuando yo quería ser para ti… verde esperanza…
azul inmenso… rojo pasión…
Callaste mis sentimientos imponiendo tu silencio…
jugaste al escondite de las palabras de amor… ocultaste las caricias…
y anulando los sentidos poco a poco fuiste durmiendo mi amor…
Pobre tonto… que pensaste que porque te entregue todo mi amor…
me iba a conformar con las migajas
de cariño que me quisiste entregar… mientras derrochabas seducción en otras
vidas… Y al final… conseguiste que despertara de la pesadilla…
y que continuara mi viaje… sin el lastre de promesas que nunca se cumplirán… de mentiras en forma de disculpa…
de falsa indignación… ante la evidencia de ser descubierto…
Llegó la última estación… para ti… mi corazón y mi alma continúan el camino… porque yo me basto para seguir viva… y buscar esa mano que me acompañe en mi aventura… y acaricie la pasión que tu no quisiste…
Pobre tonto… que cuando mires atrás… te darás cuenta…
que estás solo… que sólo te quedan
recuerdos de falsos halagos… de cuerpos vacíos… de almas de paso…
y dejaste pasar un amor único… real… completo…
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